sábado, 31 de octubre de 2009

Sobre los otros amores de Alejandra: Berlín



Después de un año regreso a Berlín. El aire frío y seco penetra mis fosas nasales descongestionándolas por completo y regalándome el aroma dulzón de los dulces navideños, el glühwein y los perfumes elegantes. Las nubes grises, avanzada de la noche prematura, se me acercan, casi me besan. La organización obsesiva me tiende la mano asegurándome que todo sucederá como se espera. Las cabezas erguidas de los berlineses, de los alemanes en general, su sentido de orgullosa posesión de la ciudad despierta una vez más mi admiración… admiración que pudiera ser, si rebusco bien, hasta un poco de envidia. Siento que he llegado a mi segundo hogar.

Recorro AlexanderPlatz, la misma plaza que un día fuera el emblema orgulloso del socialismo alemán y que hoy me muestra centros comerciales de ensueño, turistas de todos los rincones y gente que expresa libre y tranquilamente su forma de pensar, sea la que sea. Recorro Karl Marx Alle, entro a la estación de Schillingstrasse y tomo el U5 en dirección a Hönow. Me bajo en Samaritestrasse para recorrer aquellas calles tan cercanas al que fue mi apartamento durante dos años. Entro a las múltiples tiendecitas donde puedo comprar artículos varios por unos pocos euros. No puedo resistirme a la tentación de comprarme alguna baratija pero termino reservándome para las Galerías Kaufhof o Alexa.

Encamino mis pasos hacia Warschauerstrasse y me paseo un rato por la East Side Gallery. Hace solo 20 años estos muros que hoy exhiben inofensivos graffitis,  dividían al pueblo alemán en función de ideologías que ellos no habían escogido. Aquí hubo lágrimas y muerte y locura como los hay hoy en los casi 150 kilómetros de agua salada que dividen a Cuba y Estados Unidos.  Sueño con el día que mi patria también vea caer las murallas invisibles que la encierran.
Las nubes grises continúan esforzándose en rozarme los cabellos y traer la noche. Disfruto ese momento de semioscuridad y seca frialdad. Me invade la nostalgia. Recorrí muchas veces estas calles. Las recorrí amando, las recorrí llorando, las recorrí tiritando de frío o eufórica por los sueños que construía. Las recorrí, las viví, las hice mías y ellas se me entregaron con una sonrisa de novia enamorada. Ich bin eine Berlinerin auch (Yo también soy berlinesa).

viernes, 30 de octubre de 2009

Yoani se pone la peluca




Una vez más la Verdad se abre paso, esta vez desde una figura físicamente débil pero moralmente inmensa que portaba peluca. Yoani Sánchez, cual molesto tábano, se las arregló nuevamente para cantarle las cuarenta al régimen cubano. Les cuento.
El Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos organizó un debate sobre Internet en el Centro Fresa y Chocolate. Las puertas no estuvieron abiertas para todos. Unos cuantos empleados,  escudándose en un supuesto derecho de admisión, elegían quienes entraban y quienes no. ¡Vaya farsa de debate! A varios periodistas y blogueros, los mismos que en los últimos meses han criticado duramente al gobierno, se les negó el derecho a asistir a este evento público.
Por fortuna, Yoani logró colarse… ¡con una peluca y un vestido apretado! Su intervención, calmada e inteligente fue seguida de aplausos y anda ya rondando toda la web…  
Aquí les dejo algunas de las páginas que relatan lo acontecido:






También hay algunas páginas que intentan denigrar la acción y sus protagonistas. Son los mismos que dicen defender al gobierno de los Castro y que para ello atacan la imagen de Yoani porque no tienen cómo responder sus preguntas.

… Y yo, desde mi blog, estoy feliz: este es otro pasito que nos llevará, no cabe duda, a ese futuro luminoso que todos los cubanos merecemos y anhelamos. 

jueves, 29 de octubre de 2009

¿Y qué saben los cubanos de la UMAP?


Varios días después de la conversación que sostuve con mi padre acerca de la UMAP decidí salir a la calle a preguntarle a la gente si conocían algo acerca de aquellos campos de trabajo devenidos cárceles que se pusieron de moda en Cuba en los primeros años de la década del 60. Sabía que era un tema tabú y que no sería fácil lograr que me hablaran sobre él pero tenía que intentarlo. Me fui a la esquina de la lechería donde muchos se reúnen para jugar dominó, conversar, o llamar por teléfono. No hicieron falta las presentaciones, muchos ya me conocían… son la gente de mi barrio.

Trabuco de Alejandra: TdA
Entrevistado: E

TdA: ¿Se acuerdan de la UMAP?
E1 (18 años): ¿UMAP?
TdA: Unidades Militares de Ayuda a la Producción.
Silencio.
TdA: Una especie de Servicio Militar a la que fueron llevados algunos durante los años 60…
E2 (34 años): Sí, yo sé lo que son… ahí estuvieron Pablo Milanés y Silvio Rodríguez.
E3: (40 años): No, Silvio nunca estuvo ahí. Pablo sí.
TdA: ¿Y qué saben de eso?
E3: Bueno, chica, la verdad no mucho… se cuenta que allí llevaron a los “frikies”, a los homosexuales…
E2: También a los religiosos y a los que estaban en contra del gobierno.
TdA: ¿Qué les hacían allí?
E3: La verdad que no sé bien… a la gente no le gusta hablar de eso. Dicen que los pusieron a trabajar en la zafra.
E4 (55 años): Yo tuve un amigo que estuvo ahí. Dice que la cosa no fue fácil. Que trabajaban de sol a sol y en condiciones bien malas… que si no te portabas bien te castigaban… pero no le gusta hablar mucho de eso…a mi tampoco la verdad…-dijo y se alejó.
E3: Yo creo que eran algo así como granjas correccionales.
TdA: ¿Granjas correccionales? ¿Pero cuál era el delito a corregir?
E6 (52 años): Eso, lo que te dijo este, eran homosexuales, religiosos o estaban en contra del gobierno…na’ que si estabas un poco pa’ allá, estabas embarcao…
TdA: ¿Y eso estuvo bien?
E6: Oye, Ale, tú sabes la respuesta a esa pregunta y también sabes que nosotros no deberíamos estar hablando de esto… no nos pongas el picao malo, mijita.
Risas.
TdA: Disculpen, no es mi intención.
E2: Bah, no le hagas caso a este que es un pesao.
E6: De cualquier manera ya eso se acabó.
TdA: Pero todavía hay gente presa por expresar su opinión acerca del gobierno, por denunciar los problemas que tenemos aquí.
E1: ¿Los presos políticos? Pero no son muchos, ¿no? La mayoría terminan yéndose del país. Mi tío se fue para Miami como preso político.
E2: Todavía hay algunos presos aquí. Por casa de mi novia pasan todos los domingos unas mujeres vestidas de blanco que son los familiares de esos presos políticos. Yo las he visto… parte el alma.
TdA: Son las Damas de Blanco y ciertamente salen a la calle en caminata pacífica para pedir la libertad para esos presos, hombres cuyo único delito es haber expresado su opinión.
E6: Oye y si hay gente presa por eso que tú dices, que a mí no me consta, ¿que p… hacemos nosotros hablando de esas cosas contigo y en la esquina? Yo lo sigo diciendo, caballero, vamos tumbando que esta luego se va y nosotros nos quedamos.
TdA: Disculpen, lo que me han dicho no va a salir de aquí y si decido publicarlo en mi blog será sin los nombres de ustedes.
E2: Por mí lo puedes poner con mi nombre.
E6: No seas imbécil, vas a terminar en Mazorra…
Risas, silencio. Después de unos segundos alguien sacó el tema de la pelota. Sentí pena por mis vecinos del barrio y por mí. Hablé un rato de pelota con ellos y de la telenovela y del tiempo...
TdA: Y no olviden la UMAP, ni a Pánfilo, ni que nadie tiene el derecho de mandarles a callar… - les pedí cuando ya me iba. 

lunes, 26 de octubre de 2009

Conversaciones con mi padre: Unidades Militares de Apoyo a la Población



“Las verdades hay que repetirlas muchas veces
para que no caigan, pobres de ellas, en el olvido.”
Jose Saramago, Ensayo sobre la lucidez


Durante mi reciente estancia en Cuba, mi padre pudo, finalmente, conocer este fenómeno tecnológico llamado “blog” y leer los artículos que he ido publicando en el mío propio. Sus críticas y sugerencias fueron duras pero llenas de orgullo y aprobación… y de ganas de hablar.
- Quiero hacerte una historia – me dijo y se llevó la uña del dedo gordo a los dientes como hace siempre que se reconcentra en sus recuerdos –. Cuando la Revolución triunfó en 1959 yo tenía más o menos 24 años.  A mi alrededor la gente hablaba solo de una cosa: construir un nuevo país donde los pobres ya no serían pobres, donde las injusticias serían eliminadas, donde todos seríamos iguales y tendríamos un bocado seguro y médicos y educación… Fidel y los barbudos… no se hablaba de otra cosa. No voy a negarte que yo también simpaticé con aquella idea de ver a Batista fuera de juego y de que finalmente se hiciera realidad la sociedad que había soñado Martí: una sociedad “con todos y para el bien de todos”. Sin embargo, muy pronto comprendí que en nuestra ansia de cambio estábamos convirtiendo a hombres en dioses y aceptando sus decisiones sin pensar … casi sin darnos cuenta pasamos de querer justicia y comida a ser un rebaño obediente que asaltaba las calles con euforia y arremetía contra todo lo que pareciera diferente.  No se me quitaba de la mente el proverbio latín que Víctor Hugo usara en “Nuestra Señora de París” para referirse al vandalismo desatado en Francia a raíz de la revolución de 1879 “Tempus edax, homo edacior" algo así como «El tiempo es ciego; el hombre, estúpido». Entonces decidí que yo no quería seguir a aquella turba. Quería pensar y ser con libertad… sencillamente. Me convertí en un lobo solitario, un bicho raro que se negaba a pertenecer a los CDR, a participar en las movilizaciones domingueras o en los actos de repudio contra aquellos que emigraban a los Estados Unidos. Nunca pensé, quizás ingenuamente, que algo podría pasarme por asumir semejante posición. ¿Cómo podía pasarme algo? ¿No eran aquellos barbudos los que traerían la paz y la justicia y la prosperidad a nuestro pueblo? ¿No estábamos construyendo un país para todos? – sus ojos me interpolaron haciéndome comprender que durante años se había hecho esas mismas preguntas con desesperación - Hacia 1966 – continuó- me llegó a la casa una citación de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Debía ir preparado con dos o tres mudas de ropa y utensilios de aseo personal. En un abrir y cerrar de ojos me ví montado en un tren rumbo a Camagüey rodeado de hombres armados, vestidos de verde olivo y, de otros muchos jóvenes que, como yo, no sabían a donde íbamos ni por qué estábamos allí: nos sentíamos  inquietos y el miedo se nos reflejaba en los rostros. Nos llevaron a una especie de campamento agrícola. Ellos les llamaban unidades militares, a mí me parecían grandes cárceles. El oficial que nos recibió nos explicó cuán deshonrosa era nuestra conducta, cómo habíamos traicionado a nuestra patria y a nuestros compatriotas. Eramos, según él, unos escorias y estábamos allí porque la Revolución, en su inmensa benevolencia, nos iba a enderezar. Allí aprenderíamos verdaderamente a ser hombres… porque nosotros no lo éramos. 


Esa noche dormimos en el piso mientras nuestros estómagos nos recordaban que habíamos cenado un vaso de agua con azúcar y que nos sentíamos humillados, abusados y asustados. Un año entero nos tuvieron allí, casi incomunicados, rodeados de oficiales que portaban amenazadoras bayonetas, sometidos a duro trabajo físico... quisiera ahorrrarte los detalles, pero quiero que los publiques. Lo que más me dolía era el abuso moral. Solo se respetaba una cosa: la ideología de la Revolución. Todo lo que ellos consideraban que se apartaba de esa ideología, las creencias religiosas, la homosexualidad, el libre pensamiento, el pelo largo, todo lo que no llevara barba y gritara “¡Viva Fidel!” era objeto de mofa y escarnio. Hubo palizas, abusos, ví jovenzuelos ir todas las noches a aquellas hamacas sucias que teníamos por cama, llorando y suplicando regresar a sus casas; hombres que pensaban en el suicidio y guardias que se enorgullecían de su obra y se pensaban héroes al servicio de un fin muy superior: la Revolución - suspiró… ya no me miraba, se miraba a sí mismo y a los que junto a el habían protagonizado los episodios terribles que me contaba -. Como para que nada de aquello se me fuera a olvidar nunca, la zafra me dejó otro recuerdo – y se levantó el pantalón para enseñarme la cicatriz que le cruzaba la parte anterior de la pierna y que yo conocía bien. - Nos liberaron un año después. Al llegar a casa me dí un buen baño y salí a dar una vuelta por el vecindario: necesitaba pensarme como un hombre libre y me encontré con un pueblo que ya no lo era. Comprobé entonces que me quedaban pocos amigos, que algunos murmuraban que yo era homosexual y que los rostros que me encontraban hacían un esfuerzo por parecerse los unos a los otros ... para que no les fueran a tachar de diferentes o de escoria. A partir de ese momento un miedo silencioso se me instauró en el cuerpo. Seguí diciendo lo que pensaba, seguí sin ir a las reuniones de los CDR pero lograron que me alistara en las MTT. Lograron que los dejara hacer mientras yo me concentraba en mi propia vida y en mi familia. Hoy veo que el rebaño obediente sigue siendo obediente y lo comprendo… vivimos en una sociedad de miedo y para olvidarlo nos concentramos en las mil y una peripecias que tenemos que hacer diariamente para poner un plato de comida en la mesa. No culpo a nadie y no quiero que tú lo hagas tampoco. Somos un pueblo bueno y valiente pero hemos perdido el camino…

Y no dijo más. Hizo desaparecer mis lágrimas esbozando esa sonrisa suya maliciosa y divina a la vez y luego me dejó a solas con mi computadora para que hiciera lo que sé y puedo hacer, escribir; y me convirtiera así en su voz ante el mundo.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Cuba y la libertad de expresión según Reporteros sin Fronteras



Recién ayer la blogósfera cubana se unía para, al son de apasionados clics,  reclamar la libertad de Cuba. Fuimos muchos los que incluimos la libertad de expresión en nuestra lista de reclamos. Por esas casualidades que prefiero ver como indicios positivos, ayer también Reporteros sin Fronteras publicó la “Clasificación mundial de la libertad de prensa” que mide el grado de libertad que disfrutan los periodistas y los medios de comunicación en 175 países de los cinco continentes.
¿En qué lugar quedó Cuba? Supongo que si, lector, eres de los que siguen ciegamente el gobierno de Fidel Castro, le temerás no solo a la respuesta sino, lo que es peor, a plantearte la pregunta. Si eres de los opositores estarás ya adivinando la respuesta.  Cuba, ese país cuyos gobernantes se autoproclaman hidalgos de la libertad y la justicia, ha quedado en el lugar 170 de los 175 países encuestados.
Algunos países que van siguiendo nuestros pasos en materia de censura son Francia, Italia, Eslovaquia, Israel e Irán… contra y casi me olvido de Venezuela quien ha caído al lugar 124 desde que su presidente Chávez anda por sus calles jugando a guerritas inventadas.
¿Algunos países cuyo ejemplo deberíamos seguir? Pues ahí les va. Los 5 primeros clasificados son Dinamarca, Finlandia, Irlanda, Noruega y Suecia. Estados Unidos, bajo la recién estrenada presidencia de Obama, ha logrado subir al puesto 20.
Los dejo con algunos de los criterios empleados para evaluar a los distintos países. Los he seleccionado porque son los puntos que reiterada y bochornosamente se violan más a menudo en la isla.
1) Los periodistas opositores sufren amenazas o presiones; son vigilados, asesinados, encarcelados, agredidos o amenazados; tienen grandes dificultades para acceder a la información pública u oficial.
2) A los periodistas extranjeros se les ha expulsado del país o se les impide entrar a él.
3) Los medios de comunicación tienen que pasar censura previa a la publicación y son el monopolio exclusivo del Estado.
4) El acceso a Internet es monopolizado/prohibido por el Estado, se controla o filtra el acceso a determinada información o se encarcela a los ciber-disidentes o webloggers.
Amigos, cubanos todos, no podemos desmayar. Acciones como la que fuimos capaces de realizar ayer deben repetirse. ¡Que todos nos oigan! ¡Tenemos el deber de ponerle fin a la humillante situación de nuestra patria!

martes, 20 de octubre de 2009

BLOGACCION 20 OCTUBRE 2009



¡LIBERTAD PARA CUBA!


José Martí me acompañó durante toda mi infancia y adolescencia. Mientras mis padres me hablaban de él, y aún hoy lo hacen, como el ejemplo que todos los cubanos debemos seguir y en la escuela me repetían puntillosamente que Fidel Castro nos había cumplido sus promesas de igualdad y justicia; yo soñaba con sus poemas de amor, releía sus páginas cuando me sentía sola y recitaba las cantaletas políticas como una pionera obediente. Era como si hubiera un Martí en las obras completas atesoradas en casa y otro en los libros de la escuela. 
No recuerdo cómo ni cuando aprendí a disociar así los conceptos que iba adquiriendo. Lo hacía sin darme cuenta, sin cuestionármelo, naturalmente…era la forma de no buscarme problemas en la escuela, en el barrio, de acceder a la Universidad, de mantener mi posición en el escalafón estudiantil para optar por una plaza laboral que me satisficiera. “La libertad es el derecho que tienen las personas de actuar libremente, pensar y hablar sin hipocresía” me repetía Martí mientras mi familia, mis amigos, mi pueblo y yo arrastrábamos, y arrastramos, las cadenas invisibles de la esclavitud moral y la censura. Con los años me fui armando del valor necesario para reconocer ante el espejo que Cuba no es un país libre. Algunos años más me faltarían para tener el valor de decirlo en voz alta. ¡Cuba no es libre!
Los cubanos que viven dentro de la isla no pueden decir lo que piensan si va en contra de la ideología fidelista, no pueden acceder libremente a la información ni a internet … internet, un servicio que en la mayoría de los países de este mundo forma parte de la vida cotidiana al igual que el televisor, el auto o el agua. En Cuba la gente no puede reunirse, organizarse o escribir para  defender otro punto de vista que no sea el del régimen. Por hacerlo, hay hoy personas que sufren prolongadas condenas en prisión. En Cuba, no se puede viajar libremente. Para hacerlo no basta con tener el dinero y la visa del país al cual se pretende viajar, es necesario además preguntarle al Estado si concede su permiso y ese Estado se reserva el derecho de acceder o no de acuerdo a sus propios intereses y no a los intereses del ciudadano al cual se debe. Si alguien, independientemente de la decisión o los intereses gubernamentales, busca los medios para burlar ese maquiavélico sistema y finalmente se va  a vivir una temporada a Canadá o acepta la oferta de trabajo en México, pierde automáticamente sus derechos y sus posesiones en la isla. 
El pueblo cubano ha sido engañado, estafado. El plato de comida y la justicia que supuestamente traería la Revolución del 59 le ha costado su libertad. Como quien vende su alma al diablo, hemos tenido que doblegarnos ante unos pocos caprichosos, enfermos de poder y sus seguidores.
Por todas estas razones hoy, 20 de Octubre, día de la cultura cubana, hemos decidido unirnos en un grito digital por la libertad de la mayor de las Antillas. ¡Que nos oigan todos! ¡Que nuestras voces unidas agrieten los muros y hagan temblar a los que los erigieron pues, como diría Martí, "!Un principio justo desde el fondo de una cueva, puede más que un ejército!"

jueves, 15 de octubre de 2009

Gobiernos Municipales de Oposición: sobre cómo podemos comenzar a hacer

En una entrada reciente en este mismo blog, hablaba acerca de algunas de las causas que, a mi juicio, están frenando el cambio político en Cuba (ver aqui ). A raíz de ese artículo, un comentarista me preguntó qué podíamos hacer para sobrepasar dichos obstáculos. En su momento, sólo le pude aconsejar denunciar por todos los medios a nuestro alcance los abusos del régimen: estoy convencida de que muchas voces que susurran su verdad tienen el efecto de un estruendo en medio de una noche silenciosa. Hoy, gracias a la magia de Internet que me posibilitó enrolarme en un debate con “Guajirai” en la página de CubaEncuentro (ver aqui), estoy en condiciones de darle a ese comentarista y a todos los que me lean, más alternativas. Quiero informarles acerca de lo que unos cuantos cubanos valientes ya están haciendo y sugerirles cómo pueden ayudarles. Quiero hablarles de los Gobiernos Municipales de Oposición.
¿Cuál es uno de los mayores miedos que una tiranía puede tener? Perder el control. ¿Puede alguien ejercer poder sobre nosotros si nosotros no se lo damos? No.

Gerardo Páez Días, expreso político y promotor de la iniciativa de la "Ingobernabilidad Democrática", activista del "Proyecto Varela" y actualmente presidente del "Centro de Derechos Humanos: José de la Luz y Caballero”; lo ha comprendido bien y, por ello, el 28 de Junio del 2009, trajo a la luz a los "Gobiernos Municipales de Oposición" (lea aqui entrevista a Gerardo Paez). Se trata de estructuras políticas independientes de la cúpula de poder castrista que buscan convertirse en los verdaderos representantes del pueblo a través de la canalización de sus preocupaciones y problemas. Su actividad se realiza a nivel celular, en cada municipio, en cada barriada, pequeñas gotas de agua cuya constancia erosiona y finalmente destruye la roca.
Están presentes allí donde un ciudadano de a pie se enfrenta a un problema que el régimen desoye o sufre una violación de sus derechos humanos. Se encargan entonces de hallarle una solución alternativa, encausar la denuncia hasta sus últimas consecuencias y divulgar la ineficiencia y el desinterés del actual gobierno. Buscan además aumentar la responsabilidad cívica de las masas, educarlas en la práctica responsable de sus derechos y la adopción de una posición crítica ante su realidad.
Están constituidos por ciudadanos valientes y sensibilizados con el sufrimiento del pueblo cubano, que no buscan emigrar del país y que, dada su ejemplar actitud ante la vida tienen potencialidades para presentarse como líderes confiables y honestos.
La prensa independiente es su arma de comunicación masiva al encargarse de documentar y promover públicamente sus actividades. En general, todos aquellos que podamos divulgar la labor de estos "Gobiernos Municipales" y dar a conocer las vías que se pueden utilizar para ayudarles, tenemos el deber de hacerlo.

Actualmente, estos gobiernos han sido constituidos en 13 municipios: Antilla, Artemisa, Banes, Baracoa, Camagüey, Camajuaní, Holguín, Isla de Pinos, Palma Soriano, Placetas, Santa Clara, Songo la Maya y Santiago de Cuba. Cada uno de ellos tienen su propio blog que pueden localizar introduciendo estas palabras claves en su buscador: municipios de oposición, Cuba.
¿Cómo podemos ayudarles de manera directa? Nuestros compatriotas enrolados en esta iniciativa están necesitados de divulgación, que la opinión pública internacional sepa de su existencia y les apoye y que los cubanos de dentro les reconozcan como un poder legitimizado por su propia acción. También están necesitados de ayuda económica pues es una realidad que sus actividades les quitan el tiempo y los recursos que pudieran emplear en buscar la satisfacción de las necesidades materiales de sus familias y de las familias de aquellos a los que deben apoyar. Imaginen lo que estos hombres y mujeres pudieran hacer si cada uno de nosotros le enviáramos sólo 20 euros o dólares al mes. En cada uno de los blogs podrán acceder a las direcciones de las Casas del Pueblo donde radican estos gobiernos. Aquí les dejo tres direcciones que he encontrado:


Municipio de Artemisa:
- Gerardo Páez Díaz. Calle 7, # 4805, e/ 48 y 50, Artemisa, La Habana.
- Teléfono móvil: 011-53- 52428723.
Municipio de Camagüey
- José Agramonte Leyva.
- Sede del Gobierno y Casa del Pueblo: Calle B, # 22 altos, e/ Principal y Primera, reparto Nuevo Salomé, Camagüey.
- Teléfono: 5352404641
Municipio Santa Clara:
- Frank Reyes López
- Sede del Gobierno y Casa del Pueblo: Calle C, s/n, e/ Prol. De Marta Abreu y Callejón de la Esperanza, Reparto Virginia, Santa Clara, Las Villas.
- Teléfonos: 53 42 283 178 y 53 52 510 980


Durante estas 5 décadas, Cuba ha sido triste testigo del escamoteo desvergonzado de su futuro. Sin embargo, pareciera que una brisa de aire fresco y de libertad ejercida responsablemente comienza a planear sobre la isla cobijando a un grupo de hombres y mujeres cuya acción me  recuerda la definición martiana de lo que es la política: "Política es eso: el arte de ir levantando hasta la justicia la humanidad injusta; de conciliar la fiera egoísta con el ángel generoso; de favorecer y de armonizar para el bien general, y con miras a la virtud, los intereses."
¡Viva Cuba Libre!

viernes, 9 de octubre de 2009




Ensayo sobre la lucidez para una isla del Caribe

A veces las coincidencias iluminan. Estoy leyendo “Ensayo sobre la lucidez” de José Saramago. Tengo la cabeza llena de ciudadanos que ejercen su derecho a votar en blanco y así, tranquilamente, le dan jaque mate a los representantes del gobierno. Estos hombres y mujeres comunes, un día cualquiera, recuerdan que tenían en sus manos la posibilidad de quitarle el poder a aquellos que lo ejercían despóticamente y supuestamente en su nombre.
A muchos kilómetros del mundo literario, el Partido Liberal de la República de Cuba (PLRC) llama a los cubanos de la isla a que, en las próximas elecciones, voten por “aquellos patriotas honestos y capaces que estén en disposición de impulsar los cambios que con tanta urgencia necesita” la mayor de las Antillas. Sin la excusa de un best seller, parte de la disidencia nos recuerda que somos nosotros los que damos y quitamos el poder, que los que ahora se comportan como dioses omnipotentes fueron una vez hombres de a pie a los que aclamamos y con nuestro clamor endiosamos. Me pregunto qué pasaría si el pueblo respondiera a la sugerencia del PLRC; qué pasaría si los partidarios del régimen, esos por los que ingenua e inercialmente hemos votado de vez en vez,  no obtuvieran los votos necesarios y en su lugar eligiéramos a aquellos dispuestos a gritar bien alto en plena Asamblea Nacional: “Libertad para los presos políticos”, “Libertad de expresión y asociación”, “Libertad, libertad, libertad”.
Hasta donde sé, los Castro no han incluido elecciones en su agenda. Como muchas otras libertades en Cuba, la de votar por los miembros del gobierno a intervalos regulares y previamente establecidos también ha sido abolida. Sin embargo, prepararnos para ese momento, para reaccionar a él con la responsabilidad cívica que requiere, puede ser muy bien el comienzo del fin… un fin que a diferencia de la novela de Saramago esta vez pudiera llamarse Cuba.

domingo, 4 de octubre de 2009




A la vuelta de un largo viaje

Estoy preparando mis maletas para regresar a París. Esta vez son objetivamente mucho más pequeñas, pero subjetivamente mucho más grandes. Yo traje historias de otros mundos, aires de libertad, euros y pacotilla ¿qué me llevo?
Me llevo sobre la piel los muchos abrazos recibidos durante estos días, la mayoría sinceros.
Me llevo el dolor de la separación mezclado con la convicción de que no podía ser de otra manera. Parafraseo entonces a Nicolás Guillén: “que mi condición de emigrante le duela a los que me obligaron a ello.”
Me llevo los ojos colmados de ruinas, de decadencia, y de pueblo anesteciado, vacunado contra todo, un pueblo que vive el día a día y nada más.

Me llevo mi buena dosis de indignación aeropuertaria debida a las humillaciones que sufrimos los cubanos al entrar al país: inspección detallada de nuestros pasaportes, más detallada para nosotros que para los recién llegados extranjeros. Interrogatorio pormenorizado acerca de los países  que he visitado en lo que va de año como si no pudieran entender que hay lugares en los que viajar por todo el globo sin ser molestado es parte de la realidad cotidiana. Este año incluso me tocó hacer de doctora mientras pesaba las maletas pues tuve que calmar a un anciano a quien le subió la presión intimidado por la multitud de uniformados que nos rodeaban y por la posibilidad de que tuviera que pagar una cantidad de dinero elevada por el equipaje que traía. También tuve tiempo de unirme a la voz de una joven que, muy educadamente, le explicaba a los oficiales de aduana que limitar la cantidad de artículos que podemos entrar al país solo va en contra de la población. La lógica es muy sencilla: si los cubanos que vivimos en el extranjero tenemos que pagar y, además, excesivamente, por cada kilogramo que traigamos por encima de 25, límite este que casi exclusivamente cubre las pertenencias de una persona que vaya a permanecer fuera de casa por 2 o 3 semanas, traeremos cada vez menos artículos que nuestros familiares, amigos y amigos de amigos necesitan y no pueden hallar en la isla o no pueden pagar. Es, sin lugar a dudas, una reglamentación que únicamente afecta al pueblo cubano, especialmente al que vive en la isla. 

Me llevo la indignación de la doble moneda y de las capas sociales que se han formado de acuerdo al criterio: posesión o no de pesos convertibles.
Me llevo la tristeza del resquebrajamiento moral obligado por la necesidad de sobrevivir.
Me llevo muchas frutas y dulce de guayaba que como dicen en Vampiros en La Habana: “Con membrillo no sabe igual”.
Me llevo la triste estampa de una isla detenida en el tiempo, detenida en un 1959 que ha calado en cada célula de la idiosincrasia cubana logrando lo que no logró la esclavitud ni los duros años de la república: casi doblegarnos. Atesoraré la palabra “casi” y buscaré en ella los recursos para que no nos dobleguen totalmente. ¿Cuáles crees tú, lector, que sean esos recursos?