Laura tiene la sonrisa fácil y desborda cariño mientras contonea su corta estatura por las calles de su barrio natal. Profesional enamorada de su carrera, disfruta de una posición privilegiada pues, gana mensualmente 400 pesos cubanos más 12 pesos en moneda libremente convertible. Su esposo, profesional también, directivo de la misma empresa, gana 500 pesos cubanos más 30 pesos convertibles. A pesar de sus salarios, altos si los comparamos con los de la mayoría de los cubanos; y a pesar de su nivel profesional, alcanzado durante años de estudio, no tienen donde vivir. Le alquilaron una pequeña habitación a un anciano para el cual pronto representaron estabilidad económica y emocional y, después de varias negociaciones, consiguieron que el hombre les vendiera la placa para construir en la azotea. Tras muchas otras negociaciones y carreras lograron engrosar la lista de privilegiados a los que el gobierno les dio el permiso para realizar la construcción.
El proyecto les cuesta más dinero del que pueden obtener por medio de sus empleos. ¿La solución? La misma que han ido hallando todos los cubanos, sin importar color de piel, profesión, sexo o educación recibida en el seno familiar: robarle al estado. Diariamente llegan a su casa dos mujeres acompañadas del susto constante con el que se ven obligadas a vivir: les traen varias bolsas llenas de alcohol que hurtan de la fábrica donde trabajan. Los dos galones que logran llenar son llevados luego por Laura a su padre, quien finalmente lo procesa y lo vende. Logran hacer en una semana lo que Laura y su esposo no ganan en un mes. Y así, de susto en susto y de ladrillo en ladrillo, van levantando su casita. A veces Laura se despierta sobresaltada pensando que la policía ha tocado a su puerta para llevarles lo poquito que han logrado. Tiene 30 años pero pareciera que tiene 40. Las aspiraciones que alimentó de estudiante se han desvanecido y se imagina dentro de 15 años, dándose sillón en la sala de la casa recién terminada… pensando en los días y, sobretodo, en los sueños que se le fueron en el intento de levantarla.