sábado, 30 de enero de 2010

La casa de Laura



Laura tiene la sonrisa fácil y desborda cariño mientras contonea su corta estatura por las calles de su barrio natal. Profesional enamorada de su carrera, disfruta de una posición privilegiada pues, gana  mensualmente 400 pesos cubanos más 12 pesos en moneda libremente convertible. Su esposo, profesional también, directivo de la misma empresa, gana 500 pesos cubanos más 30 pesos convertibles. A pesar de sus salarios, altos si los comparamos con los de la mayoría de los cubanos; y a pesar de su nivel profesional, alcanzado durante años de estudio, no tienen donde vivir. Le alquilaron una pequeña habitación a un anciano para el cual pronto representaron estabilidad económica y emocional y, después de varias negociaciones, consiguieron que el hombre les vendiera la placa para construir en la azotea. Tras muchas otras negociaciones y carreras lograron engrosar la lista de privilegiados a los que el gobierno les dio el permiso para realizar la construcción.
El proyecto les cuesta más dinero del que pueden obtener por medio de sus empleos. ¿La solución? La misma que han ido hallando todos los cubanos, sin importar color de piel, profesión, sexo o educación recibida en el seno familiar: robarle al estado. Diariamente llegan a su casa dos mujeres acompañadas del susto constante con el que se ven obligadas a vivir: les traen varias bolsas llenas de alcohol que hurtan de la fábrica donde trabajan. Los dos galones que logran llenar son llevados luego por Laura a su padre, quien finalmente lo procesa y lo vende. Logran hacer en una semana lo que Laura y su esposo no ganan en un mes. Y así, de susto en susto y de ladrillo en ladrillo, van levantando su casita. A veces Laura se despierta sobresaltada pensando que la policía ha tocado a su puerta para llevarles lo poquito que han logrado. Tiene 30 años pero pareciera que tiene 40. Las aspiraciones que alimentó de estudiante se han desvanecido y se imagina dentro de 15 años, dándose sillón en la sala de la casa recién terminada… pensando en los días y, sobretodo, en los sueños que se le fueron en el intento de levantarla.    

3 comentarios:

Politicamente Incorrecto dijo...

--Que horror Ale, que horror, la foto dice una novela completa, millones de palabras no alcanzan para describir este desastre físico y moral al que ha sido reducido nuestro pueblo, lo han llevado al nivel de los animales. Que horror !!

asere cubano dijo...

Asi tienen que vivir todos los cubanos por decreto, con la sombra de la ilegalidad planeando sobre sus cabezas, con una simulación constante, haciendo ver que abrazan una causa que desde lo mas profundo de su corazon odian y despresian.
Ese es el legado de mas de 50 años de horror constitucional.

Pedro dijo...

Hola: Soy cubana y estoy fuera de la Isla Cárcel hace 12 años , lo que narras es la cruel y dura realidad de toda la Isla , la que denuncia Antúnez con sus videos , son pocos y contados los privilegiados que viven en las Mansiones de Miramar y alrededores ,donde No falta el agua y la luz , no como mi familia y yo misma lo pasé,nos bañamos con cubitos de agua y la luz de las velas¡¡ Cuando te las mandan de fuera¡¡ porque en Cuba ni hay. Eso es el resultado de 50 años de Dictadura que predicaba por la igualdad y que no existirían clases sociales ¡¡ Qué ironía¡¡.

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