A veces las imágenes dicen más que las palabras. Suelo regodearme en ellas, cazarlas mientras camino por las calles y observo lo que sucede a mi alrededor como si fuera una obra de teatro en la que cada rostro, cada gesto, cada suceso, esconde una historia que me toca imaginar.
El viejo barrio de Guanabacoa, cuna de organizaciones secretas, toques de tambor y leyendas africanas es uno de los sitios mas pintorezcos de Ciudad de la Habana. Sin embargo, a pesar de la protección que le brindan sus dioses africanos no ha escapado al deterioro y la angustia que parece enseñorearse de Cuba.
Los jóvenes de antaño se sientan en sus esquinas para exorcizar juntos los sueños no cumplidos y el triste pasar de sus días sumidos en una lucha por la supervivencia para la cual ya no tienen fuerzas. Olvidados por el gobierno, solos, algunos de ellos revenden incluso el jabón o la pasta de dientes que les dan en las bodegas para procurarse un dinerito que les permita comprar alimentos.
Otros, vencidos ya, han optado por mendigar…
Y pareciera lejano el momento en que mi niño feliz corra a mi encuentro en un país libre y económicamente estable…pareciera lejano, pero no lo es.